17.3.09

...porque es justo y necesario, amén

su nombre era Alhelí Pocón (1994, San Miguel Acatán) y se cortó las venas de ambos brazos en plena sobredosis de melancolía emo. lo hizo con un cuchillo de obsidiana (mi señor padre y sus aficiones) mientras miraba un concierto de Fall Out Boy en el VH1. yo la encontré tirada, desangrándose, con los ojos idos, los cachetes empapados y la nariz con mocos. había venido a esperar a su mamá, la doña que hace el oficio. me había pedido permiso para sentarse a ver la tele. eh, sí, pasá, le dije y entré con ella para darle el control remoto. su estilo me parecía raro, la verdad (niña-clon-rigoberta-menchú-kelly-osbourne), y me daba curiosidad. ese día le iba a preguntar por qué se ponía el pelo así, se pintaba y llevaba esas pulseras. hay que decirlo: desencajaban con su... traje típico. ¿así se dice? en fin, una simple acotación estética, nada más

pero antes, algo que sólo yo podía hacer. además, un interesantísimo artículo de una interesantísima revista (Taxi), me estaba esperando

cuando salí del baño, pasé por la sala y casi me cago (again) al ver la sangre. corrí a llamar a doña Tencha, que estaba en el patio de atrás, juntando la basura. sus gritos podrían haber servido para que la teleoperadora que me atendió mandara una ambulancia lo antes posible. pero no, para qué esperar. la cargué, la subí al carro de mi viejo y la llevamos al hospital. Alhelí no murió, por suerte, pero según su mamá, me odia por “haberle salvado la vida”. sigue triste, por todo llora, no come, se sale de noche y regresa al día siguiente, indispuesta, parece que el novio la golpea, hay que estarla vigilando, no nos alcanza para internarla, ya intentó matarse otra vez, no, fueron dos veces más, cree que no la queremos, no dejamos que entre en la cocina, ya no sabemos qué hacer, dice que no… cuando le di el regalo, envuelto y todo, doña Tencha no sabía cómo agradecerme. a su hija le va a gustar, le dije. nunca pudo imaginar que lo que viajaba en su bolsa, junto con su suéter, su peine, un pedazo de magdalena envuelta en una servilleta y su monedero, era un cuchillo de obsidiana

1 comentario:

el Kontra dijo...

Muy bueno master, como siempre, es duro ese [me odia "por haberle salvado la vida"].

Saludos, aquí ando poniendome al día!