5.9.10

ataque (proyección stendhaliana) [revisada]

una mácula de sangre en el roto rostro de un escaparate. una herida supurante. una herida que son muchas e incontables. hiperclímax de un deseo reprimido por gigantes de hormigón y acero. alguien quiere intimidar el cielo y ser un rascacielos con el ímpetu fatal de un dinosaurio. alguien que después de liberarse repta ágil como un cilindro y se desplaza huyendo de aullidos programados. humeantes chimeneas son la boca y las narices sofocadas por velocidad y movimientos. hay un reloj que se desquicia en su escondite como el injerto de un diabólico robot manipulado. la adrenalina que habrá de hacerse óxido ahora es sudor, ahora es esperma. alejarse y escapar como parte del sistema para cumplir y perpetrar, y luego celebrar lamiéndose las manos buscando el hedor de un subterráneo. hoy es cuando para confesarlo. fui yo y era de noche. excitación de cables y de andenes. quería hacer rosarios con sus blandas tripas y bañarla con orines mientras fantaseaba con ardor en mis sentidos. fui yo y era de noche. los días son parcialmente desiguales, pero en el fondo son lo mismo: noches. clínicas noches. lo hice por mandato diluviano: mordí la nariz a un maniquí y cercené sus pechos mientras creí que todo era un sueño. pero no, nadie dormía. nadie duerme y este swing sigue siendo eterno