20.10.08

i'm yours


...pero también quisiera distanciarme un poco de la muerte y de sus gingivíticas fauces

señal de la cruz

cuatro y media. ¿desea apagar el equipo ahora? la pantalla se sumió en una oscuridad de neón y de bytes muertos. se levantó de su silla y arrastró su cuerpo hasta la habitación. los ojos pesados como canicas de plomo. el inconfundible dolor en la nuca. los bostezos. la saturación mental. ya en la cama, pensó en el día que se le venía encima. ¿crisis? ¿paro? ¿hipoteca? no, él estaba protegido. nada de colas, de lunes asesinos ni de atascos. recordando algún momento de su infancia, llevó su mano derecha a la frente y… en el nombre del Google®, del Facebook® y del Espíritu Blogger®, amén

12.10.08

se sentía intranquilo. había dormido más horas de lo normal y recuperado sus fuerzas, pero no era suficiente. el espejo estaba allí, al lado de la cama, como una puerta fantasma, como una salida. pensar en que debía levantarse y acercarse a un objeto que seguramente reflejaría lo que era, no era precisamente una acción agradable para Baltasar. su cara aún conservaba rastros de lo que ocurriera un par de noches atrás, cuando había decidido armarse de valor y saldar cuentas. si tan sólo hubiera sido un poco más previsor y prudente. si tan sólo. un rosario de quejas atacó su cabeza con reiterados pinchazos en la sien y lo llevó a pensar que era el ser más imbécil de la tierra. las heridas de ese rostro que no deseaba imaginar estaban aún frescas y dolían. lo había hecho. había matado. por fin. eso mantenía en él una leve esperanza, aunque mejor habría sido aceptar su suerte de antemano. aceptar por una maldita vez que un ciego jamás podía matar su imagen en un espejo

efecto cotidiano


...aterido, con el plomo efervescentre corriendo por sus venas, testigo de sí mismo*
[cuadro de santiago ydañez, en arco 2008]


* tomado de Efecto cotidiano (novela inédita / rafael romero, 2008)

el paciente [r-6978]

dos son los únicos malestares que me atacan: verborrea, por comer arcaísmos, y verborragia, por inhalar tanta ironía

abarco

describo trayectorias que se acercan a tu cuello pero veo que dialogo con el resto de tu cuerpo

arrojadízimamente

se dice que por las noches
dibujadas con granizo
voy rastreando a tu fantasma /
que sin desearlo
al dar el mito de las doce
tu anticuado duendecillo
recomienda mis palabras /
que como siempre
ya no te encuentro en mi espiral
para agitar tu calma

5.10.08

bocado para gatos

más le habría valido a la mujer de Fidias continuar con sus quehaceres cotidianos y no mencionar nunca lo de los locos. ¿cómo pudo olvidar que lo de los locos estaba prohibido en casa, a la hora de explayarse en el sofá a echar la siesta que le sigue a la comida, con el noticiero de fondo a manera de bizarra canción de cuna? una mancha en el piso fue la causante de toda la historia. la forma de la mancha se plasmó en la mente de la rolliza hembra y algo la llevó a asociarla con el rostro de su esposo. jocosa como sólo ella, dejó que entre una risilla morbosa, su voz se escuchara en la sala. «mira, eso que hay en el piso se parece un poco a ti, Fidias, aunque pienses que son cosas de —aquí debería haberse detenido y escoger muy bien la próxima palabra— locos». Fidias se tragó la ira cual flema inmunda, fingió no escuchar nada, asintió dos o tres veces y volvió su vista hacia los ventanales. por la noche, justo cuando, acurrucado en un rincón de la sala en plena lucha contra el insomnio, se comía las uñas tratando de idear una forma verdaderamente efectiva de alimentar a sus gatos, se le vino a la cabeza algo mejor: matar a su esposa. y lo hizo, lo hizo como quien se prepara un bocadillo o se sirve un vaso con agua. al día siguiente, como lo escribiría enfáticamente en su diario (casi con lágrimas de entusiasmo y golpecitos en su escuálido pecho), sus gatos se dieron el gusto de comer algo que rayó en lo decente, lo cual lo colmó de la satisfacción más grande y lo hizo sentirse bien consigo mismo


[al fondo, muy al fondo de la casa hay una ventana que da a un patio; por ella se filtra la voz de Nick Cave versionando I’m your man, de Leonard Cohen, con emoción y trompetas]

plano cenital in vitro


ahora sé lo que hay entre catódicas cegueras y siniestralidades borgianas: recuerdos a la inversa

solsticio boulevard

porque no hubo estación ese año
que me cobijase entre su seno,
volé, concebíme difunto en pleno cielo...
crecíame la barba internamente
y en la punta de mis alas
anidábase un infierno