29.12.08

santos inocentes (cut them all)


...y cuando el Sol apareció como un fantasma, en Su espada brillaban gotas de deseo

arduas tareas

las historias que anidan en tu cabeza son interminables. tienes una (y hasta dos) para cada situación. ejemplificar aquí sería largo y tedioso. anidan en tu cabeza porque las has creado tú para que aniden en tu cabeza. son inventos. te contradices. no sabes cómo deshacerte de ellas. titubeas, siempre titubeas

y entonces inventas. vuelves a lo mismo

coges esto y aquello, como si estuvieses en un supermercado. en un minuto tienes algo hecho. un producto. has fabricado una historia. hay un guión urgido de imágenes. tienes una película editada. un 75% de ella, o más, te afecta directamente. en el fondo, pretendes “estrenarla” en cuanto se pueda. la idea es proyectarla no tanto en ti si no en los otros. sacarla a la luz y cerciorarte de que es real, de que encaja en lo que has imaginado

solías dedicar tu tiempo a esto hace años. eras un experto. superabas incluso tus propias expectativas. crees que esa etapa ha terminado

pero no. no del todo

hay historias que no han desaparecido. hay historias que permanecen como caspa y otras más que estás gestando como a embriones. podrías incluso numerarlas. ¿podrías? a lo mejor. pero no lo haces, claro. eso sería evidenciar tu neurosis, demostrar que no te enteras de la realidad, que quizás necesites ayuda. pensando en todo esto y en la imagen que le das al mundo, intentas dormir

ardua tarea

no lo logras. demasiado choque de suposiciones. demasiadas historias en la cabeza donde pastan ovejas negras que se niegan a saltar y a ser contadas

lunes

los domingos son así
telúricos,
tristes e insustanciales...
un crío abandonado
en un vertedero municipal
un día después
de haber venido al mundo

resi-dual

ahora que el cielo es más azul que un suspiro
retracto mis extremidades y me convierto en larva
el sol me acoge y el aire me corteja con esmero
la calma de un recuerdo pasajero pero intermitente…
y me quedo aquí, sin prisas, inmerso en el olvido
nutriendo mis venas con lágrimas internas
el líquido vital que no desaparece, la dualidad eterna
entre el calor de los tupidos besos y el aroma del vacío

2.12.08

ocasos

tenía tan mala suerte que cuando le salieron las muelas del juicio, éstas ya venían cariadas

visión adictiva

las nubes
arriba
como explosiones
de azúcares
formando copos
de caramelo
y derivados
de cocaína