29.4.09

dating

coincidieron en el trabajo. él sonrió con timidez. ella gruñó al verlo, fría, inmutable. hubo conexión. anoche, en un desliz de sinceridad poco usual en la primera cita, Dell le dijo a HP que no se agobiara, que la primera impresión que tenía de los demás solía salir defectuosa, borrosa o falta de tinta

24.4.09

flow

tu inseguridad
te acarrea
en una riada
caudalosa
como a un cerdo
muerto
en la tormenta

15.4.09

el castigo

fue una tarde de viernes. había que configurarlo: el tono más escandaloso y el volumen a tope. lo puso en el centro de la mesa del salón de modo que pudiese ser visto y escuchado desde cualquiera de las habitaciones, incluyendo la cocina. se sentó en el suelo, viéndolo fijamente, como queriéndolo obligar a que sonase. pasaron cuatro horas. llamará, sé que llamará, se dijo. y siguió allí, al tanto, esperando, ojeando revistas con desgano, mordiéndose las uñas, dándole vueltas al salón, tumbándose y hundiéndose en el sofá diez, veinte, treinta veces. preparó café y bebió tres tazas. no durmió. por la mañana, decidió recurrir a la superstición: no me acercaré a él, fingiré hacer cualquier cosa, limpiar, recoger un poco, lo que sea, y entonces sonará, seguro. un artilugio irresistiblemente intocable, como un objeto de exposición, un consolador resplandeciente o un fajo de billetes sin dueño. el día pasó con parsimonia y no hubo llamada. mañana no aguantará y me llamará, sé que no puede vivir sin mí, intentó reanimarse al ver que casi era domingo. una vena palpitaba en su sien a velocidad considerable. más cafeína. insomnio inducido. hacerse un ovillo en el sofá. suspiros expectantes. ideas repetidas en la cabeza. ganas de. probabilidades. pero el día del Señor pasó sin pena ni gloria. y podría haber pasado un día más o dos. a veces el orgullo de no ceder y hacerse desear impide caer en la cuenta de que las baterías suelen descargarse sin previo aviso, o durante el más mínimo descuido

there there there


a veces, cuando recuerdo, suelo ser consciente de la degradación y del progreso. una vez tuve un sitio en donde crecí asido, con las alas hacia adentro

kamikaze dérmico

el odio ya cansado
se aglomera en la acidez
que hilvana un cuervo
en su sutil caricia

1.4.09

breve oda a wittgenstein

medir la soledad
con el resuello del que nace
mientras todo muere
medirla, hablar de ella
como si en verdad doliese
y después, sólo después
gritar y abrir la puerta

orouborus

voy a descifrar mi vida de manera que otra vez me enrede